La Paradoja Hídrica de Colombia: Un Análisis Exhaustivo de la Crisis del Agua Potable y Saneamiento en el Sector Rural

Resumen Ejecutivo

Este informe presenta un análisis exhaustivo de la crisis del agua potable y el saneamiento básico en las zonas rurales de Colombia, una nación que, a pesar de su extraordinaria riqueza hídrica, enfrenta una profunda y persistente brecha de acceso y calidad que afecta a millones de sus ciudadanos. La problemática no es de escasez de recursos naturales, sino el resultado de un complejo entramado de fallas estructurales en la gobernanza, la planificación, la inversión y el modelo de prestación de servicios.

Los datos revelan una realidad alarmante. Según cifras oficiales del DANE, 3.2 millones de personas en Colombia carecen de acceso a agua potable, de las cuales 2.6 millones, más del 81%, residen en el sector rural.1 Esta disparidad se refleja en la calidad: en 2022, el 65% del agua suministrada en zonas rurales presentaba algún nivel de riesgo para la salud humana, y para 445 municipios rurales, que representan el 40% del total, no existía siquiera información sobre la calidad del agua, evidenciando una peligrosa “ceguera de datos”.1 El Índice de Riesgo de Calidad del Agua (IRCA) para el sector rural ha alcanzado niveles de “Riesgo Alto” de manera consistente, con consecuencias directas y devastadoras para la salud pública, notablemente en la alta incidencia de Enfermedad Diarreica Aguda (EDA), una de las principales causas de mortalidad en niños menores de cinco años.3

Las causas de esta crisis son multifactoriales y sistémicas. El análisis identifica una profunda debilidad institucional en los municipios de categorías más bajas, una fragmentación en la gobernanza que impide la coordinación intersectorial efectiva, y un marco regulatorio y de supervisión diseñado con una lógica urbana que resulta inapropiado y paralizante para los más de 11,500 pequeños prestadores comunitarios que gestionan el agua en la ruralidad.3 Este modelo de prestación atomizado y mayoritariamente informal opera en un círculo vicioso de insostenibilidad técnica y financiera, exacerbado por la degradación ambiental de las fuentes hídricas y los crecientes impactos de la variabilidad climática.6

Frente a este panorama, el informe evalúa las estrategias y soluciones implementadas, desde el marco de política pública definido en el CONPES 3810 hasta programas recientes como “Agua es Vida”.3 Se examina el rol crucial de las tecnologías alternativas y apropiadas, validadas en el Reglamento Técnico del Sector (RAS), y el papel central pero desafiante de la gestión comunitaria del agua.9

Finalmente, el informe concluye con un conjunto de recomendaciones estratégicas e integrales. Se propone una reforma profunda del marco institucional y regulatorio para adaptarlo a la realidad rural, la creación de un sistema de información unificado y funcional, y el lanzamiento de programas nacionales de apoyo técnico y financiero a la gestión comunitaria y a la implementación de tecnologías apropiadas. La superación de la paradoja hídrica de Colombia exige un cambio de paradigma que posicione la seguridad hídrica rural no como un problema sectorial, sino como un pilar fundamental para el desarrollo equitativo, la salud pública, la sostenibilidad ambiental y la construcción de una paz territorial duradera.

Introducción: La Brecha Persistente entre la Colombia Urbana y Rural

Colombia es una potencia hídrica global. Sus vastos recursos, que incluyen lagos de montaña, acuíferos profundos, ríos caudalosos y los estratégicos páramos andinos, le otorgan una disponibilidad de agua per cápita que se cuenta entre las más altas del mundo.7 Sin embargo, esta abundancia natural enmascara una profunda y dolorosa paradoja: una crisis crónica en el acceso a agua potable y saneamiento básico que afecta de manera desproporcionada a su población rural.6 La problemática del agua en la ruralidad colombiana no es, en esencia, una de escasez física, sino una de gestión, gobernanza, equidad e inversión.

Para dimensionar la magnitud de esta crisis, las estadísticas oficiales dibujan un panorama de profunda desigualdad. De los 3.2 millones de colombianos que, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), no tienen acceso a agua potable, una abrumadora mayoría de 2.6 millones (más del 81%) vive en áreas rurales.1 Esta brecha de cobertura, que ya en 2014 superaba los 23 puntos porcentuales entre el sector urbano y el rural para el servicio de acueducto, persiste como una de las deudas sociales más significativas del país.2 La situación del saneamiento básico es igualmente preocupante: mientras la cobertura en zonas urbanas alcanza el 91.9%, en la ruralidad desciende al 76%, y se estima que 1.5 millones de personas todavía practican la defecación al aire libre, una condición de extrema vulnerabilidad sanitaria.1

Más allá de la cobertura, la calidad del agua que llega a los hogares rurales es un factor crítico. El Índice de Riesgo de Calidad del Agua (IRCA), métrica oficial del país, revela una situación alarmante. Ya en 2013, el IRCA promedio para las áreas rurales se ubicaba en 58%, un nivel clasificado como de “Riesgo Alto”.2 Datos más recientes de 2022 indican que el 65% del agua suministrada en la ruralidad presentaba algún nivel de riesgo para el consumo humano.2 Este dato subraya un hecho fundamental: tener acceso a una conexión de acueducto no es sinónimo de tener acceso a agua segura.

El costo humano de esta brecha es inmenso y se manifiesta de manera cruda en los indicadores de salud pública. La falta de agua potable y saneamiento adecuado es un motor directo de enfermedades de origen hídrico, con la Enfermedad Diarreica Aguda (EDA) como una de sus expresiones más letales, especialmente entre la población más vulnerable: los niños menores de cinco años.3 Adicionalmente, la carga de la recolección de agua recae de manera desproporcionada sobre las mujeres y niñas rurales, perpetuando ciclos de desigualdad de género al limitar sus oportunidades educativas y económicas.13 Este informe se adentra en las múltiples dimensiones de esta crisis, diagnosticando su estado actual, desentrañando sus causas estructurales y evaluando críticamente las soluciones propuestas para cerrar, de una vez por todas, la brecha que separa a la Colombia urbana de la rural en el derecho fundamental al agua.

Sección 1: Diagnóstico de la Calidad y el Acceso al Agua en la Colombia Rural

Esta sección ofrece una evaluación detallada y basada en evidencia del estado del agua y el saneamiento en el sector rural colombiano. Se analiza la calidad del agua a través de métricas oficiales, se cuantifican sus devastadoras consecuencias para la salud pública y se exploran los impactos socioeconómicos y de género que perpetúan la vulnerabilidad en estos territorios.

1.1. El Mapa del Riesgo: Análisis del Índice de Riesgo de Calidad del Agua (IRCA)

El principal instrumento para medir la calidad del agua destinada al consumo humano en Colombia es el Índice de Riesgo de Calidad del Agua (IRCA), establecido mediante la Resolución 2115 de 2007. Este índice pondera las características físicas, químicas y microbiológicas del agua y la clasifica en cinco niveles de riesgo, que determinan su aptitud para el consumo y las acciones que deben tomar las autoridades sanitarias y los prestadores de servicios.4 Las categorías son: Sin Riesgo (IRCA de 0 a 5), Riesgo Bajo (5.1 a 14), Riesgo Medio (14.1 a 35), Riesgo Alto (35.1 a 80) y, la más crítica, Inviable Sanitariamente (80.1 a 100).3

Al aplicar esta métrica al sector rural, emerge un perfil de riesgo sistémico. El Informe Nacional de Calidad del Agua (INCA) de 2022, la fuente más autorizada en la materia, revela que en la zona rural se suministró agua con algún nivel de riesgo en el 65% de los casos analizados.2 La situación es aún más grave en los extremos del espectro: 87 municipios rurales proveyeron agua clasificada como “inviable sanitariamente”, es decir, completamente no apta para el consumo humano y con un riesgo máximo para la salud.1 En el otro extremo, solo 127 municipios rurales, que representan apenas el 12% del total nacional, lograron suministrar agua “sin riesgo” o totalmente potable.1

Sin embargo, el hallazgo más preocupante es la magnitud de la “ceguera de datos” o la falta de información. El mismo informe de 2022 constata que para 445 municipios rurales no se reportó ninguna muestra de vigilancia de la calidad del agua.1 Esto significa que para casi el 40% del territorio rural del país, el Estado y sus habitantes desconocen la calidad del agua que se consume, lo que implica que la verdadera escala de la crisis sanitaria podría estar significativamente subestimada. Esta falta de información es un síntoma de fallas más profundas en el sistema de vigilancia y reporte. La Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (SSPD) corrobora este problema al señalar que más del 54% de los prestadores de servicios, en su mayoría pequeños y rurales, cargan menos del 20% de la información técnico-operativa requerida en el Sistema Único de Información (SUI), lo que impide un seguimiento y control efectivos.5

Las disparidades geográficas son también marcadas. Los departamentos con las situaciones más críticas en términos de cobertura de acueducto rural, a menudo por debajo del 50%, incluyen a Vaupés, Vichada, Guainía, Amazonas, Chocó, La Guajira, Norte de Santander, Putumayo, Caquetá y Guaviare.1 Estos territorios frecuentemente coinciden con aquellos de mayores índices de pobreza, presencia histórica del conflicto armado (municipios PDET y ZOMAC) y una alta concentración de población indígena y afrocolombiana, lo que evidencia una superposición de vulnerabilidades donde la falta de agua segura es tanto un síntoma como una causa de la exclusión.2

1.2. Consecuencias para la Salud Pública: La Carga de las Enfermedades de Origen Hídrico

La deficiente calidad del agua en las zonas rurales de Colombia no es una estadística abstracta; se traduce directamente en enfermedad y muerte. Los informes del Instituto Nacional de Salud (INS) establecen una correlación inequívoca entre los altos niveles de riesgo del IRCA, la contaminación microbiológica del agua y la incidencia de enfermedades de origen hídrico, principalmente la Enfermedad Diarreica Aguda (EDA) y la Hepatitis A.4 Las regiones identificadas con mayor riesgo para la presentación de EDA por falta de acueductos son la Caribe, Pacífica, Orinoquía y Amazonía, coincidiendo con las zonas de mayor precariedad en infraestructura.3

La EDA es catalogada como un grave problema de salud pública y constituye la segunda causa de morbimortalidad en niños menores de cinco años en el país.16 Las altas tasas de mortalidad infantil por esta causa son una consecuencia directa y evitable de la crisis del agua.3 El consumo de agua contaminada con patógenos fecales, como

E. coli, es el principal vehículo de transmisión. El INCA 2022 mostró que departamentos con alta prevalencia de E. coli en sus aguas, como Nariño y Vaupés, también presentaban una mayor incidencia estimada de EDA.4

Los impactos en la salud no se distribuyen de manera homogénea. Las poblaciones más vulnerables son las que sufren las peores consecuencias. Los niños menores de cinco años, y en particular los que padecen desnutrición, son más susceptibles a la deshidratación severa y a la muerte durante un episodio diarreico.19 Se genera así un ciclo perverso donde la falta de saneamiento y agua segura contribuye a la desnutrición infantil, y esta a su vez aumenta la letalidad de las enfermedades transmitidas por el agua.20 Otros grupos vulnerables incluyen a los adultos mayores y a las personas con sistemas inmunitarios debilitados.4

1.3. Impactos Socioeconómicos y de Género

La falta de acceso a agua potable y saneamiento es una barrera fundamental para el desarrollo socioeconómico y un perpetuador de la pobreza y la desigualdad. Los costos económicos directos incluyen el aumento del gasto en salud para tratar enfermedades prevenibles y la pérdida de productividad de los adultos que enferman o deben cuidar a familiares enfermos. A nivel macro, la inseguridad hídrica, agravada por la contaminación y la variabilidad climática, representa un freno para el crecimiento económico sostenible, como lo ha señalado el Banco Mundial.7

En el tejido social de la ruralidad, la crisis del agua tiene un rostro predominantemente femenino. Estudios globales, citados en análisis para la región, revelan que las mujeres y las niñas son las principales responsables de la recolección de agua en el 76% de los hogares que carecen de acceso directo.13 Esta labor, a menudo ardua y peligrosa, consume una cantidad significativa de tiempo y energía física. Cada hora dedicada a acarrear agua es una hora menos para la educación, la participación en actividades generadoras de ingresos, el cuidado personal o la participación en la vida comunitaria.13 De esta manera, la falta de agua se convierte en un ancla que frena el empoderamiento de la mujer rural y refuerza las desigualdades de género estructurales.

Además, la ausencia de instalaciones de saneamiento seguras, privadas e higiénicas en el hogar y en espacios públicos como las escuelas, expone a mujeres y niñas a mayores riesgos de violencia sexual y acoso. La gestión de la higiene menstrual se convierte en un desafío adicional que afecta su dignidad, salud y asistencia escolar. Por tanto, abordar la crisis del agua y el saneamento en el sector rural es una condición indispensable no solo para la salud pública, sino también para avanzar hacia la equidad de género y la justicia social en los territorios.

Sección 2: Las Raíces Estructurales de la Crisis

El diagnóstico de la crisis del agua rural en Colombia revela que sus causas no son coyunturales ni se limitan a un simple déficit de infraestructura. Son, por el contrario, profundas, sistémicas y multifactoriales. Esta sección analiza los tres pilares estructurales que sostienen y perpetúan el problema: una gobernanza institucional débil y fragmentada, un modelo de prestación de servicios inadecuado para la realidad rural, y una creciente presión de factores ambientales y territoriales.

2.1. Debilidad Institucional y Gobernanza Fragmentada

Uno de los factores más determinantes es la baja capacidad institucional de los municipios, particularmente los de categorías 4, 5 y 6, que son mayoría en el país. Estos entes territoriales, que tienen la responsabilidad primaria de garantizar el acceso a agua y saneamiento, a menudo carecen de los recursos técnicos, financieros y humanos para planificar, estructurar y ejecutar proyectos de manera efectiva.3 Esta debilidad se traduce en una pobre planificación de inversiones, donde los proyectos rurales son relegados en favor de los urbanos, y en una incapacidad para gestionar eficientemente los recursos del Sistema General de Participaciones (SGP) destinados a este sector.3

A nivel nacional, la gobernanza del sector está marcada por la fragmentación. El documento CONPES 3810 de 2014 ya ofrecía un diagnóstico contundente sobre la falta de articulación entre las diferentes entidades del Estado.3 Ministerios como los de Vivienda, Salud, Ambiente y Agricultura, junto con sus entidades adscritas, ejecutan programas y políticas de manera desarticulada. Por ejemplo, se desarrollan proyectos de vivienda rural sin incluir una solución sostenible de agua y saneamiento, o se promueven iniciativas agrícolas sin considerar su impacto en las fuentes hídricas que abastecen a las comunidades.3 Esta falta de coordinación, también observada por organismos como el Banco Mundial, resulta en una duplicación de esfuerzos, ineficiencias y una visión de túnel que impide abordar el problema de manera integral.7

Esta debilidad institucional se ve agravada por la existencia de un marco de políticas y regulaciones que, en la práctica, ha demostrado ser disfuncional para el contexto rural. Aunque documentos como el CONPES 3810 han abogado por un “enfoque diferencial”, la realidad es que el andamiaje normativo, de supervisión y de reporte sigue una lógica predominantemente urbana y empresarial.3 Se ha configurado una “trampa de política pública de centro urbano”, donde se diseñan sistemas y requisitos para grandes empresas de servicios públicos, formales y con alta capacidad técnica, y luego se espera que miles de pequeñas organizaciones comunitarias, a menudo informales y gestionadas por voluntarios, cumplan con ellos. Este desajuste fundamental no es una simple deficiencia, sino una causa estructural del fracaso, pues crea un sistema en el que el cumplimiento y el éxito para los prestadores rurales son casi imposibles, perpetuando el ciclo de incumplimiento, sanción y deterioro del servicio.

Finalmente, esta estructura fallida se refleja en sus sistemas de información. La “ceguera de datos” expuesta en la sección anterior es la consecuencia directa de sistemas como el SUI y el SIVICAP, que imponen una carga de reporte que los pequeños prestadores no pueden cumplir 5, y que no están diseñados para capturar la realidad granular y dispersa de la ruralidad. La falta de información fiable y actualizada impide la planificación basada en evidencia, la asignación eficiente de recursos y la rendición de cuentas, dejando al Estado sin las herramientas básicas para gobernar el sector de manera efectiva.1

2.2. El Modelo de Prestación de Servicios: Desafíos en una Ruralidad Dispersa

El modelo de prestación de servicios de agua y saneamiento en la Colombia rural es fundamentalmente distinto al urbano. Está caracterizado por una extrema atomización: se estima la existencia de aproximadamente 11,500 prestadores, de los cuales un 90.5% son organizaciones comunitarias, como Juntas de Acción Comunal o asociaciones de usuarios.3 Estas organizaciones, conocidas como acueductos comunitarios o veredales, son la columna vertebral del suministro de agua en la ruralidad. Sin embargo, su gran número y dispersión geográfica impiden aprovechar economías de escala, generando altos costos y una operación inherentemente ineficiente desde una perspectiva de mercado tradicional.3

Esta situación da lugar a un círculo vicioso de informalidad e incapacidad. Al ser mayoritariamente informales, muchas de estas organizaciones no están inscritas en el Registro Único de Prestadores de Servicios (RUPS) y, por lo tanto, no pueden acceder a subsidios estatales ni a programas formales de asistencia técnica.3 Sin acceso a recursos, carecen de la capacidad financiera para formalizarse, mejorar su infraestructura o contratar personal técnico cualificado. La baja capacidad de las administraciones municipales les impide ofrecer el apoyo necesario para romper este ciclo. La falta de información fiable sobre su estado y desempeño, a su vez, hace que las políticas y programas nacionales no logren llegar a ellos de manera efectiva. Este ciclo no se debe a una “mala gestión” de las comunidades, sino a una trampa sistémica que las mantiene en un estado de precariedad permanente.

Como consecuencia, la sostenibilidad de los sistemas rurales es extremadamente frágil. Las tarifas, cuando se cobran, a menudo no son suficientes para cubrir los costos de operación y mantenimiento, y mucho menos para financiar reinversiones o expansiones.3 Esto conduce a un deterioro progresivo de la infraestructura, que a menudo fue construida sin un análisis adecuado de su sostenibilidad a largo plazo, resultando en sistemas que operan de manera intermitente o que quedan completamente inoperantes.3 En los casos más extremos, donde los sistemas colapsan o nunca han existido, las comunidades y los municipios deben recurrir a soluciones de último recurso, como la distribución de agua en camiones cisterna (

carrotanques), una medida costosa, ineficiente y que evidencia el fracaso del modelo de provisión.24

2.3. Factores Ambientales y Territoriales

La crisis del agua rural se ve exacerbada por una serie de presiones ambientales y territoriales que comprometen tanto la cantidad como la calidad del recurso en su origen. La contaminación de las fuentes hídricas es un problema generalizado. Cuerpos de agua como ríos y quebradas, de donde se abastecen la mayoría de los acueductos rurales, reciben descargas de aguas residuales domésticas sin tratar, así como vertimientos de actividades agrícolas (agroquímicos), pecuarias, mineras y agroindustriales.3 Esta contaminación en la fuente eleva la complejidad y el costo de los procesos de potabilización, una carga que los pequeños sistemas rurales, con su limitada capacidad técnica y financiera, no pueden asumir.

A esto se suma la creciente presión sobre la disponibilidad del recurso. A pesar de la abundancia hídrica a nivel nacional, la distribución geográfica y temporal es desigual. Fenómenos de variabilidad climática como El Niño y La Niña, intensificados por el cambio climático, provocan sequías e inundaciones más frecuentes y severas.7 La deforestación en las cuencas hidrográficas y los cambios en el uso del suelo reducen la capacidad de regulación hídrica de los ecosistemas, disminuyendo los caudales en épocas secas y aumentando los riesgos de erosión y sedimentación.3

Finalmente, existen barreras territoriales significativas. La falta de titulación formal de la tierra en muchas zonas rurales es un obstáculo recurrente para el desarrollo de proyectos de infraestructura, ya que dificulta la adquisición de predios para la construcción de bocatomas, plantas de tratamiento o tanques de almacenamiento, así como el establecimiento de servidumbres para las redes de conducción.3 Adicionalmente, el proceso para obtener permisos ambientales, como las concesiones de agua y los permisos de vertimiento, es a menudo demasiado complejo y costoso para las organizaciones comunitarias informales. Aunque decretos recientes buscan simplificar estos trámites para el uso doméstico y de subsistencia, la formalización ambiental sigue siendo un desafío mayúsculo para la mayoría de los prestadores rurales.25

Sección 3: Estrategias y Soluciones: Una Evaluación Crítica

Frente a la compleja crisis del agua y el saneamiento rural, Colombia ha desarrollado un abanico de respuestas que abarcan desde políticas nacionales y programas de inversión hasta innovaciones tecnológicas y el fortalecimiento de modelos de gestión comunitaria. Esta sección evalúa críticamente estas estrategias, analizando su evolución, su impacto y los desafíos pendientes para su implementación efectiva.

3.1. El Marco de Política Pública: Del CONPES 3810 a “Agua es Vida”

La política pública para el sector rural ha experimentado una evolución significativa en la última década. Un punto de inflexión fue la expedición del Documento CONPES 3810 en 2014, que por primera vez realizó un diagnóstico integral y formuló una “Política de Suministro de Agua Potable y Saneamiento Básico Rural”.2 Este documento reconoció la necesidad de un enfoque diferencial y sentó las bases para un nuevo marco de actuación.

A partir de este hito, se han desarrollado varios instrumentos de política y programas clave. Se introdujo en la normativa el concepto de “esquemas diferenciales”, que permite la implementación de modelos de prestación de servicios flexibles y adaptados a las condiciones particulares de las zonas rurales, ya sea para población nucleada o dispersa.23 Programas como “Agua al Campo”, impulsado durante el gobierno anterior, buscaron aumentar la cobertura mediante una combinación de soluciones convencionales y alternativas, logrando, según cifras del DANE para 2019, que 235,918 nuevas personas en zonas rurales accedieran al servicio de acueducto.28

El gobierno actual ha lanzado el programa “Agua es Vida”, liderado por el Ministerio de Igualdad y Equidad. Esta iniciativa tiene una meta ambiciosa: beneficiar a tres millones de personas en 291 municipios priorizados por su exclusión y marginación.8 El programa se estructura en torno a una mezcla de intervenciones: inversión en infraestructura convencional, entrega de soluciones no convencionales (individuales y comunitarias), fortalecimiento de la infraestructura comunitaria existente y un fuerte componente de formación y apropiación social para la gobernanza del agua.8

A pesar de la existencia de estos marcos de política, la implementación efectiva sigue siendo el principal desafío. Las inversiones, aunque se han incrementado, continúan siendo insuficientes para cerrar la brecha.2 En 2023, por ejemplo, se viabilizaron 70 proyectos por un valor de 579.2 mil millones de pesos, beneficiando a más de 1.4 millones de personas, con un enfoque acertado en los municipios de categorías 4, 5 y 6, los de menor capacidad institucional.12 Sin embargo, la persistencia de los indicadores negativos de cobertura y calidad demuestra que la brecha entre los objetivos de la política y la realidad en los territorios sigue siendo considerable.

3.2. Innovación Tecnológica para el Contexto Rural: Soluciones Apropiadas y Descentralizadas

Un pilar fundamental de la estrategia para la ruralidad ha sido el reconocimiento de que las soluciones tecnológicas convencionales, diseñadas para contextos urbanos, a menudo no son técnica ni económicamente viables en zonas rurales dispersas. El Reglamento Técnico del Sector de Agua Potable y Saneamiento Básico (RAS), y en particular su Título J, constituye el marco regulatorio que habilita y estandariza un amplio menú de alternativas tecnológicas no convencionales.9 Este reglamento es una herramienta crítica que proporciona la base técnica para diseñar soluciones costo-efectivas, sostenibles y adaptadas al contexto.

El menú de tecnologías apropiadas es diverso y aborda tanto el suministro de agua como el saneamiento:

  • Para el Suministro de Agua: Se promueven soluciones como la captación y almacenamiento de agua lluvia (cosechas de agua), que pueden ser individuales o colectivas; la potabilización a nivel domiciliario mediante métodos como la ebullición, la desinfección solar (SODIS) y el uso de diversos tipos de filtros (cerámicos, de tela, de arena); y sistemas de purificación a pequeña escala que pueden emplear tecnologías como la energía solar para la evaporación y condensación.9
  • Para el Saneamiento Básico: Para las viviendas rurales dispersas, donde la construcción de redes de alcantarillado es inviable, se autorizan soluciones individuales como los sistemas sépticos (tanque séptico y campo de infiltración) y las unidades sanitarias secas (conocidas como baños secos o composteros).9 Adicionalmente, se está explorando la implementación de tecnologías de bajo costo como los alcantarillados condominiales, que reducen significativamente la longitud y el costo de las tuberías y requieren una alta participación comunitaria, con experiencias exitosas en otros países de la región.30

La academia ha jugado un rol importante en el desarrollo y validación de estas tecnologías. Un ejemplo notable es el sistema “Torre de Tratamiento”, desarrollado y probado por la Universidad Piloto de Colombia. Este sistema, construido con materiales de fácil acceso en zonas rurales como piedra de alumbre, arena, grava y carbón activado, demostró una eficiencia del 99.9% en la remoción de coliformes fecales y totales, convirtiéndose en una solución descentralizada, de fácil replicación y altamente efectiva para mejorar la calidad del agua a nivel comunitario.31 Otra línea de innovación prometedora es la aplicación de tecnologías de la información, como el uso de sensores de bajo costo conectados a plataformas de Internet de las Cosas (IoT) y el desarrollo de “sensores virtuales” basados en inteligencia artificial para monitorear la calidad del agua en tiempo real, una propuesta que podría superar las limitaciones de los costosos y esporádicos muestreos de laboratorio.32

A continuación, se presenta una matriz comparativa que sintetiza las características de algunas de las tecnologías alternativas más relevantes para el contexto rural colombiano.

Tabla 1: Matriz Comparativa de Tecnologías Alternativas de Tratamiento de Agua para Aplicación Rural

TecnologíaDescripciónContaminantesCosto (CAPEX/OPEX)Requisitos O&MIdoneidadVentajas ClaveLimitaciones Clave
Filtro Lento de ArenaLecho de arena a través del cual el agua percola lentamente, formando una capa biológica (schmutzdecke) que elimina patógenos.Turbidez, Bacterias, ProtozoosBajo / Muy BajoBajo (limpieza periódica de la capa superior de arena)Comunitario / FamiliarAlta eficiencia de remoción microbiológica, no requiere químicos, construcción con materiales locales.Requiere un área considerable, bajo caudal de tratamiento, no elimina virus eficazmente, sensible a cambios bruscos de calidad del agua.
Filtro CerámicoDispositivo poroso de arcilla, a menudo impregnado con plata coloidal como desinfectante. El agua pasa a través de los microporos.Turbidez, Bacterias, ProtozoosBajo / Muy BajoBajo (limpieza regular de la superficie con cepillo)FamiliarBajo costo, fácil de usar y mantener, larga vida útil si no se rompe.Caudal de tratamiento muy bajo, frágil, no elimina virus, la plata puede agotarse.
Desinfección Solar (SODIS)Exposición de agua en botellas transparentes (PET) a la luz solar directa. La radiación UV-A y el calor eliminan los microorganismos.Bacterias, Virus, ProtozoosNulo / NuloMuy Bajo (limpieza de botellas)FamiliarCosto cero, extremadamente simple, utiliza un recurso renovable.Dependiente del clima (requiere sol), bajo volumen de tratamiento, ineficaz con agua muy turbia.
EbulliciónCalentar el agua hasta que hierva vigorosamente durante al menos un minuto.Bacterias, Virus, ProtozoosNulo / Medio-AltoMuy BajoFamiliarMétodo más eficaz para eliminar todos los patógenos.Consume combustible (leña, gas), lo que tiene un costo económico y ambiental; no elimina la turbidez ni contaminantes químicos.
Cosecha de Agua LluviaSistema de captación (techos), conducción (canales) y almacenamiento (tanques) de agua de lluvia.(Depende de la calidad del aire y superficies)Medio / BajoBajo (limpieza de techos, canales y tanques)Familiar / ComunitarioProporciona una fuente de agua alternativa en zonas secas o con fuentes contaminadas.Dependiente de la precipitación, requiere una superficie de captación y un tanque de almacenamiento de tamaño considerable. El agua requiere tratamiento.
Torre de Tratamiento 31Sistema multicapa de flujo por gravedad que utiliza alumbre, grava, arena y carbón activado para clarificar, filtrar y pulir el agua.Turbidez, Color, BacteriasBajo-Medio / BajoBajo (retrolavado o reemplazo periódico de medios)ComunitarioAlta eficiencia de remoción (99.9% coliformes), utiliza materiales locales, diseño descentralizado y adaptable.Requiere un diseño y construcción cuidadosos, puede necesitar ajuste del pH después del tratamiento con alumbre.

3.3. Gestión Comunitaria del Agua: Un Pilar con Desafíos Persistentes

La gestión del agua en la mayor parte de la Colombia rural no está en manos del Estado ni de empresas privadas, sino de las propias comunidades. Las organizaciones comunitarias, ya sean Juntas de Acción Comunal, asociaciones de usuarios o acueductos comunitarios formalmente constituidos, son los actores centrales que garantizan el acceso al agua para millones de personas.3 Su rol trasciende la mera prestación de un servicio; estos acueductos son a menudo espacios vitales de organización social, construcción de tejido comunitario y gobernanza territorial.10

Sin embargo, a pesar de su papel fundamental, estas organizaciones enfrentan desafíos monumentales que amenazan su sostenibilidad. El principal es la carga de un marco regulatorio que no fue diseñado para ellas. Se ven sometidas a requisitos técnicos, comerciales y de reporte propios de grandes empresas urbanas, una carga administrativa y financiera que resulta abrumadora y que desconoce sus capacidades y su naturaleza, a menudo voluntaria.10

La sostenibilidad financiera es otro reto crítico. La mayoría de estas organizaciones operan con tarifas que apenas cubren los costos básicos de operación y mantenimiento, sin generar excedentes para la reinversión, la mejora de la infraestructura o la protección de las fuentes hídricas. La informalidad de muchas de ellas les impide acceder a los subsidios que el Estado destina para los usuarios de estratos bajos, exacerbando su precariedad financiera.3

A esto se suman las deficiencias técnicas. Con frecuencia, carecen de los conocimientos especializados para una operación óptima de los sistemas, el mantenimiento preventivo, el control de la calidad del agua o la gestión administrativa y contable. El acompañamiento técnico por parte de los municipios y departamentos es débil o inexistente, dejando a las comunidades solas en la gestión de sistemas cada vez más complejos y deteriorados.3 Finalmente, deben lidiar con complejos conflictos socioambientales en sus territorios, como la competencia por el agua con otros usos (agrícola, pecuario) y la necesidad de proteger sus microcuencas de la deforestación y la contaminación, a menudo sin el respaldo efectivo de las autoridades ambientales.33

La evidencia sugiere que es necesario un cambio de paradigma. En lugar de ver la gestión comunitaria como un “problema” a ser formalizado bajo una lógica de mercado, se requiere reconocerla como un modelo de gestión distinto y valioso, la “gestión comunitaria del agua”. Este reconocimiento implica la construcción de un ecosistema de apoyo a su medida, que ofrezca asistencia técnica y financiera a largo plazo, simplifique las cargas regulatorias y valore su rol en la gestión integral del territorio. Esto incluye entender que, en la ruralidad, el agua tiene usos múltiples que van más allá del consumo humano definido estrictamente por la ley, abarcando las necesidades de la agricultura de subsistencia que es la base de la economía familiar campesina.27

3.4. El Papel de la Cooperación Internacional

Los socios internacionales han desempeñado un rol importante en el sector de agua y saneamiento rural de Colombia, aportando financiamiento, asistencia técnica y marcos conceptuales que han influido en la política pública.

El Banco Interamericano de Desarrollo (IDB) ha sido un actor clave, financiando múltiples proyectos. En 2012, aprobó un préstamo de 60 millones de dólares destinado específicamente a aumentar la cobertura rural y, crucialmente, a fortalecer la capacidad de las comunidades para operar y mantener los sistemas a largo plazo.36 Ha impulsado también programas con enfoque territorial en regiones críticas como el Pacífico y La Guajira 38, y lidera la iniciativa regional SIRWASH (Servicios Sostenibles e Innovadores de Agua, Saneamiento e Higiene en Áreas Rurales), que promueve la innovación, el fortalecimiento institucional y el intercambio de conocimientos en toda América Latina.40

El Banco Mundial, por su parte, ha contribuido con análisis estratégicos sobre la seguridad hídrica en Colombia, poniendo de relieve los riesgos asociados a la variabilidad climática, la contaminación de las fuentes y la fragmentación institucional que obstaculiza una gestión eficaz del recurso.7 También ha colaborado con el gobierno colombiano en la exploración de soluciones de saneamiento de bajo costo, como los alcantarillados condominiales, para cerrar las brechas de cobertura en zonas rurales e informales.30

La Organización Panamericana de la Salud (OPS), como brazo regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS), proporciona los lineamientos técnicos y las guías conceptuales que fundamentan gran parte de la normativa y las políticas de salud pública del país. Su trabajo enfatiza la conexión indisoluble entre agua, saneamiento y salud, la necesidad de abordar las desigualdades para no dejar a nadie atrás, y la importancia de sistemas de vigilancia robustos para monitorear el avance hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).20 Las guías de la OPS/OMS sobre calidad del agua, saneamiento seguro y gestión en zonas rurales son a menudo la referencia técnica para el diseño de regulaciones como el RAS y para la formulación de planes de salud pública.9

Sección 4: Conclusiones y Recomendaciones Estratégicas para una Solución Integral

El análisis exhaustivo de la situación del agua potable y el saneamiento básico en la Colombia rural revela una crisis multidimensional y profundamente arraigada. La superación de esta brecha histórica requiere más que inversiones aisladas en infraestructura; exige una transformación sistémica del enfoque con el que el Estado aborda la ruralidad. Esta sección final sintetiza los hallazgos clave del informe y propone un conjunto de recomendaciones estratégicas e integradas para construir un futuro con seguridad hídrica para todos los colombianos.

4.1. Síntesis de los Hallazgos: Un Sistema en Crisis

La conclusión central de este informe es que la crisis del agua rural en Colombia no es un simple déficit de infraestructura, sino la manifestación de un modelo de gobernanza sistémicamente fallido. Este modelo se caracteriza por ser institucionalmente fragmentado, con una escasa coordinación entre sectores y una baja capacidad municipal que impide la planificación y ejecución efectivas; financieramente precario, con una inversión insuficiente y mecanismos de subsidio que no llegan a los prestadores comunitarios; regulatoriamente inapropiado, al aplicar una lógica urbana a una realidad rural fundamentalmente distinta; y ciego a la información, con sistemas de monitoreo que no logran capturar la verdadera magnitud del problema de acceso y calidad.

Esta falla sistémica perpetúa la paradoja de un país rico en agua pero pobre en acceso, con consecuencias devastadoras para la salud pública, la equidad de género y el desarrollo económico de sus territorios rurales. El modelo actual ha dejado la responsabilidad de la gestión del agua en manos de miles de organizaciones comunitarias, sin proporcionarles el apoyo técnico, financiero y legal necesario para garantizar la sostenibilidad de los servicios.

4.2. Recomendaciones de Política y Gobernanza

Para desmantelar las causas estructurales de la crisis, se proponen las siguientes reformas de política y gobernanza:

  • Recomendación 1: Reestructurar la Gobernanza para la Coordinación Efectiva. Es imperativo superar la fragmentación institucional. Se recomienda la creación de una entidad o un mecanismo de alto nivel con el mandato explícito y la autoridad para dirigir y hacer cumplir la coordinación de la política de agua y saneamiento rural entre los ministerios de Vivienda, Salud, Ambiente, Agricultura, Igualdad y el Departamento Nacional de Planeación. Esta entidad debe asegurar que todas las intervenciones del Estado en el territorio rural (vivienda, desarrollo productivo, salud) se articulen con la garantía del derecho al agua, tal como lo visionaba el CONPES 3810.3
  • Recomendación 2: Diseñar un Marco Regulatorio Verdaderamente Diferencial. Se debe abandonar la “trampa de política urbana” y diseñar un marco regulatorio específico para la gestión comunitaria del agua. Esto implica: a) simplificar drásticamente los requisitos de reporte y supervisión; b) establecer estándares técnicos flexibles y apropiados para sistemas de pequeña escala; y c) desarrollar metodologías tarifarias que aseguren la sostenibilidad financiera, reconozcan los usos múltiples del agua para la subsistencia y protejan la asequibilidad para los usuarios, todo ello sin sacrificar los principios de calidad.3
  • Recomendación 3: Construir un Sistema de Información Unificado, Funcional y Útil. Se debe acometer una reforma integral de los sistemas de información (SUI, SIVICAP, SIASAR), fusionándolos o interoperándolos en una plataforma única y de fácil uso. El objetivo debe ser transformar la recolección de datos de una carga burocrática a una herramienta de gestión para los propios municipios y prestadores comunitarios, proporcionando información en tiempo real para la toma de decisiones, la priorización de inversiones y la alerta temprana de riesgos sanitarios.

4.3. Recomendaciones Técnicas, Operativas y de Inversión

Paralelamente a las reformas de gobernanza, se requieren acciones concretas en el ámbito técnico y operativo:

  • Recomendación 4: Lanzar un Programa Nacional de Fomento a las Tecnologías Apropiadas. El Estado debe promover activamente la adopción de las soluciones tecnológicas contenidas en el RAS Título J.9 Esto debe hacerse a través de un programa nacional que ofrezca subsidios directos a las familias y comunidades para la adquisición e instalación de estas tecnologías (filtros, sistemas de cosecha de agua, saneamiento in situ), acompañado de asistencia técnica para su correcta operación y mantenimiento. Asimismo, se debe establecer un mecanismo ágil para la certificación y validación de nuevas tecnologías innovadoras.3
  • Recomendación 5: Crear un Sistema Nacional de Apoyo y Fortalecimiento a la Gestión Comunitaria del Agua. Se debe reconocer a las más de 11,000 organizaciones comunitarias como socios estratégicos y no como un problema. Esto requiere la creación de un programa nacional, con presupuesto garantizado y presencia regional, dedicado exclusivamente a su fortalecimiento integral en los ámbitos legal, administrativo, técnico, financiero y social. Este programa debe ofrecer acompañamiento a largo plazo, más allá de la ejecución de un proyecto puntual, ayudándolas a formalizarse, a mejorar su gestión, a formular proyectos y a acceder a fuentes de financiación.8
  • Recomendación 6: Priorizar la Inversión en la Protección de las Fuentes Hídricas. La inversión en plantas de tratamiento será insostenible si las fuentes de agua continúan degradándose. Es crucial adoptar un enfoque integral de “la fuente al grifo” (source-to-tap), que implique inversiones significativas en la protección y restauración de microcuencas, la implementación de programas de pago por servicios ambientales y el control efectivo de la contaminación de origen doméstico, agrícola e industrial en las zonas rurales.3

4.4. Una Visión de Futuro: Hacia la Seguridad Hídrica Rural en Colombia

La superación de la crisis del agua en la Colombia rural es más que un objetivo de desarrollo; es un imperativo ético y una condición necesaria para la construcción de una sociedad más justa y pacífica. Garantizar la seguridad hídrica en los territorios históricamente afectados por el conflicto y el abandono estatal es una de las formas más concretas de materializar la paz y la equidad.2

Lograrlo exige un cambio de paradigma fundamental. Requiere pasar de una visión sectorial y centrada en la infraestructura a un enfoque integral y centrado en las personas y los territorios. Implica valorar el conocimiento y la capacidad de organización de las comunidades, abrazar la innovación y la flexibilidad de las tecnologías apropiadas, y, sobre todo, construir un Estado que sea capaz de adaptar sus herramientas y su acción para servir eficazmente a todos sus ciudadanos, sin importar cuán remotos o dispersos se encuentren. La solución a la paradoja hídrica de Colombia reside en su capacidad para cerrar esta brecha, transformando la abundancia de sus ríos en bienestar y dignidad para su gente del campo.

Obras citadas

  1. INFORME DE RENDICIÓN DE CUENTAS 2023 – Minvivienda, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.minvivienda.gov.co/sites/default/files/documentos/231117_informe-rendicion-de-cuentas-mvct-1.pdf
  2. Plan Nacional de Abastecimiento de Agua Potable Y Saneamiento Básico Rural – Minvivienda, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://minvivienda.gov.co/sites/default/files/2021-03/9.-plan-nacional-sasbr-vf.pdf
  3. Documento – Departamento Nacional de Planeación, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Conpes/Econ%C3%B3micos/3810.pdf
  4. INCA 2022 – Instituto Nacional de Salud, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.ins.gov.co/BibliotecaDigital/informe-nacional-de-calidad-del-agua-para-consumo-humano-colombia-2022.pdf
  5. Informe Sectorial de los Servicios Públicos Domiciliarios de Acueducto y Alcantarillado 2022, fecha de acceso: julio 18, 2025, http://www.superservicios.gov.co/sites/default/files/inline-files/Informe-sectorial-de-acueducto-y-alcantarillado-2022.pdf
  6. (PDF) LA PARADOJA DE LA DISPONIBILIDAD DE AGUA DE MALA CALIDAD EN EL SECTOR RURAL COLOMBIANO – ResearchGate, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.researchgate.net/publication/343171916_LA_PARADOJA_DE_LA_DISPONIBILIDAD_DE_AGUA_DE_MALA_CALIDAD_EN_EL_SECTOR_RURAL_COLOMBIANO
  7. UN CAMBIO DE RUMBO – The World Bank, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://thedocs.worldbank.org/en/doc/799011599058361548-0090022020/render/TurningtheTideBriefSPAugust3020.pdf
  8. Programa: Agua es vida – Ministerio de Igualdad y Equidad, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.minigualdadyequidad.gov.co/programa-agua-es-vida
  9. TÍTULO J – Minvivienda, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://minvivienda.gov.co/sites/default/files/documentos/100811_titulo_j_ras-_.pdf
  10. La gestión comunitaria del agua en colombia en tiempos de pandemia covid-19 – Biblioteca Virtual CLACSO, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20210520115142/GESTIONCOMUNITARIADELAGUA2021.pdf
  11. ABASTECIMIENTO DE AGUA POTABLE EN COMUNIDADES RURALES EN EL CHOCÓ BIOGEOGRÁFICO – Repositorio Universidad Nacional, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://repositorio.unal.edu.co/bitstream/handle/unal/63097/1077432851.2017.pdf
  12. INFORME DE GESTIÓN 2023 – Minvivienda, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.minvivienda.gov.co/sites/default/files/documentos/20240131_informe-de-gestion-2023.pdf
  13. LAS VOCES DE LAS MUJERES RURALES EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE ANTE LAS CRISIS MULTIDIMENSIONALES, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.undp.org/sites/g/files/zskgke326/files/2023-09/mujeres_rurales_final_sept.pdf
  14. INCA 2019 – Minvivienda, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.minvivienda.gov.co/sites/default/files/documentos/informe-calidad-de-agua-2019.pdf
  15. Análisis de la situación socioeconómica de las mujeres rurales en Colombia 2022-2023 – Universidad Externado, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.uexternado.edu.co/wp-content/uploads/2023/09/DDT73.pdf
  16. Situación de la Enfermedad diarreica aguda en Colombia – Instituto Nacional de Salud, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.ins.gov.co/buscador-eventos/BoletinEpidemiologico/2020_Boletin_epidemiologico_semana_20.pdf
  17. PROGRAMA NACIONAL DE PREVENCIÓN, MANEJO Y CONTROL DE LA INFECCIÓN RESPIRATORIA AGUDA Y LA ENFERMEDAD DIARREICA AGUDA – Ministerio de Salud y Protección Social, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/PP/ET/programa-nacional-ira-eda-2023.pdf
  18. asis-colombia-2023.pdf – Ministerio de Salud y Protección Social, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/ED/PSP/asis-colombia-2023.pdf
  19. Guía de atención de la enfermedad diarréica aguda – Ministerio de Salud y Protección Social, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/PP/17Atencion%20de%20EDA.PDF
  20. Agua y Saneamiento – OPS/OMS | Organización Panamericana de la Salud – PAHO, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.paho.org/es/temas/agua-saneamiento
  21. Agua – World Bank Documents and Reports, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://documents1.worldbank.org/curated/en/099120108182234156/pdf/P17786900054c805008ac10447db5b080ab.pdf
  22. Informe sectorial de Acueducto y Alcantarillado 2024 v2 – Superintendencia de Servicios Públicos, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.superservicios.gov.co/sites/default/files/inline-files/Informe-Sectorial-de-Acueducto-y-Alcantarillado-Vigencia-de-2023-v2.pdf
  23. Decreto 1688 de 2020 – Gestor Normativo – Función Pública, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.funcionpublica.gov.co/eva/gestornormativo/norma.php?i=153326
  24. MGA 2024448470098 – Alcaldía de Uribia, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.uribia-laguajira.gov.co/Proyectos/Documents/MGA%202024448470098.pdf
  25. Habitantes de zonas rurales dispersas del Tolima ya no deberán solicitar permisos de concesión de aguas para subsistencia y vertimientos a suelo – CORTOLIMA, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://cortolima.gov.co/sala-de-prensa/noticias/3588-habitantes-de-zonas-rurales-dispersas-del-tolima-ya-no-deberan-solicitar-permisos-de-concesion-de-aguas-para-subsistencia-y-vertimientos-a-suelo
  26. CONCEPTO JURÍDICO – Aplicación del artículo 279 de la Ley 1955 de 2020 y artículo 274 de la Ley 2294 de 2023 sobre – Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.minambiente.gov.co/wp-content/uploads/2024/09/concep_231222_044787-APLICACION-ART-279-LEY-1955-Y-ART-274-LEY-2294-PND-REGISTRO-USUARIOS-RECURSO-HIDRICO-VIVIENDAS-RURALES-DISPERSAS-Y-COMUNIDADES-ORGANIZADAS.pdf
  27. SOLUCIONES ALTERNATIVAS PARA EL ACCESO A AGUA Y …, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://fadmon.unal.edu.co/fileadmin/user_upload/investigacion/2021/noticias/soluciones_alternativas_publicacion_26_10_2021.pdf
  28. Soluciones alternativas de agua potable y saneamiento para zonas rurales dispersas, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://revistaelcongreso.com/soluciones-alternativas-de-agua-potable-y-saneamiento-para-zonas-rurales-dispersas/
  29. OTABILIZAR AGUA CON ENERGÍA SOLAR, UNA ALTERNATIVA PARA LAS COMUNIDADES MÁS ALEJADAS DE LOS CENTROS URBANOS – Dialnet, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4521459.pdf
  30. Minvivienda y Banco Mundial analizan implementación de alcantarillados de bajo costo en zonas rurales e informales del país, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://minvivienda.gov.co/sala-de-prensa/minvivienda-y-banco-mundial-analizan-implementacion-de-alcantarillados-de-bajo-costo-en-zonas-rurales-e-informales-del-pais
  31. Agua segura para comunidades rurales a partir de un sistema …, fecha de acceso: julio 18, 2025, http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0124-00642017000400453
  32. Monitoreo de calidad del agua en sistema de agua potable rural – Dialnet, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=9513910
  33. LOS RETOS DEL ACCESO A AGUA POTABLE Y SANEAMIENTO BÁSICO DE LAS ZONAS RURALES EN COLOMBIA – ResearchGate, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.researchgate.net/publication/343170319_LOS_RETOS_DEL_ACCESO_A_AGUA_POTABLE_Y_SANEAMIENTO_BASICO_DE_LAS_ZONAS_RURALES_EN_COLOMBIA
  34. Gestión del recurso hídrico en la ruralidad, mediante estrategias de fortalecimiento comunitario – SciELO Colombia, fecha de acceso: julio 18, 2025, http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1900-38032024000100011
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  36. Rural Water Supply and Wastewater Management Program – IDB, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.iadb.org/en/project/CO-L1105
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  39. Program of Drinking Water and Sanitation for the Department of La Guajira – IDB, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www.iadb.org/en/project/CO-G1017
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  41. GUÍAS PARA EL SANEAMIENTO Y LA SALUD – World Health Organization (WHO), fecha de acceso: julio 18, 2025, https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/330097/9789243514703-spa.pdf

Saneamiento rural y salud – PAHO, fecha de acceso: julio 18, 2025, https://www3.paho.org/hq/dmdocuments/2010/saneamiento-todo.pdf

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